Me formé en naturopatía y llevo más de 23 años trabajando en esta apasionante disciplina que me llena de felicidad.
Desde mi infancia, he sido testigo del legado de mi padre, Arturo Segura, muy apreciado en Santo Domingo (Ecuador) por su dedicación a la medicina natural, con un enfoque especial en la obsidiana. Su incansable labor ha ayudado a muchas personas de varias ciudades a sanar de diversas enfermedades, y a mí me ayudó a descubrir mi vocación y mi conexión innata con las energías de la obsidiana.